sábado, 23 de noviembre de 2013

MUJER ALEGRÍA DE LA VIDA

Dice la biblia que el valor de una mujer virtuosa es mucho mayor que el de las piedras preciosas. Partiendo de la mujer como fuente de vida, encargada y elegida para ser un símbolo de amor y esperanza, además de una hermosa representación de la fortaleza y la abnegación, surge la necesidad de preguntar ¿Cómo llegar a ser una mujer virtuosa? Ya que una mujer así, puede sentirse realmente afortunada y es merecedora de una gran admiración. Pero la mujer sigue siendo muestra de virtud y parte de este hecho, o en otras palabras la mujer individualmente en la naturaleza ya es representación del conjunto de muchas virtudes innatas y de miles de bendiciones. ¿Entonces que virtudes hacen distinguir a unas mujeres de otras, o cuales son las verdaderas virtudes de la mujer a la que hace referencia la biblia? O ¿Cuáles son las virtudes que de ninguna forma una mujer puede dejar perder y mucho menos olvidar? Y lo cierto es que en esta época son cuestiones de aun más cuidado: las niñas parecen confundidas y en la población femenina cada vez es más difícil conservar los valores y la sutileza de la mujer y las causas como en la mayoría de los problemas de la actualidad es la evolución de una “sociedad” proporcional al mal entendimiento que se le da al concepto de lo liberal de lo conservador y de la falta de fundamento en las acciones cegados por modas, tendencias e ideologías carentes de los valores primordiales del ser humano, situándonos en un tiempo de apariencias, con ojos para ver pero vendados y con voz para gritar pero con demasiado ruido para ser escuchados quedando solo lo que la corriente quiera que veamos, escuchemos y aún peor lo que el mundo espera que seamos. Todo lo anterior se puede asociar y relacionar con problemas de mucha más profundidad (capitalismo, monopolios, aparición de las redes sociales, evolución constante y veloz de las tecnologías, haciéndolas cada vez más accesibles) que solo dejare como reflexión en este discurso. En este punto cabe resaltar que los valores no son los mismos de los que eran considerados en una época bíblica como en la actualidad y ni siquiera hace unas décadas, por ejemplo, hay muchas virtudes que aunque nuestras madres quisiesen inculcarnos hay una diferencia abismal que ellas no podrán romper, por más tradicional que sea el entorno y el ambiente familiar de nuestro ejemplo madre e hija, muchas virtudes se rescataran mientras muchas otras se perderán de generación en generación. Es así como las grandes mujeres de nuestro alrededor recogen grandes características y no haría falta mencionar todas aquellas que se ausentan y se vieron en tiempos atrás ya que las batallas ganadas por las mujeres a lo largo de la historia argumentan que la mujer ya no solo es el ser humano delicado o el género más débil, como se solía creer, sino que ahora son iguales en todos los sentidos en los que se pretendieron demostrar a su género complementario. Y aun sin ganar todas esas batallas la mujer seguiría teniendo ese gran valor para la vida, esas grandes virtudes innatas y naturales que son propias de ella y ese rol indispensable en el día a día. Porque poseemos una fuerza interna que contrario a lo que se podría creer es nuestra más bella expresión de feminidad y somos realmente afortunadas de poder cambiar al mundo con nuestra sonrisa y nuestro carisma, de hacer que en cualquier lugar todo quede paralizado y todo se parezca a una gran fiesta. Que no hay nada más hermoso que una mujer con ternura en su corazón, como el de nuestras madres, que somos un verdadero encanto cuando nos expresamos sin miedo, cuando somos esas mujeres que nos encanta bailar, que cantamos, que somos portadoras de optimismo y de entusiasmo, de palabras de calidez, que los problemas que nos surgen por simple cuestión de naturaleza no nos amedrentan porque aunque somos seres sensibles y únicos valemos el doble cuando alzamos la cabeza y no dejamos que las situaciones nos destruyen sino que somos nosotras las que ganamos y las superamos y en las que dejamos nuestra huella de grandeza porque todo lo logramos con esfuerzo, amor y valentía. Ser mujer es dar vida, entrega, dedicación, mantener lazos, cuidar, sabiduría, escucha, amor incondicional, paciencia infinita, comprensión profunda, un corazón lleno de sentimientos, capacidad de organización, intuición, inteligencia práctica, calidad de presencia, encarnar la belleza, buscar la armonía, energía de vida, compañía, calidez, humanidad, fortaleza, valentía. Ser mujer significa ser transmisora, sustentadora, protectora, emprendedora, poder hacer varias cosas a la vez, ayudar a crecer, transformadora de la vida; alegría de vivir, fuente de vida. Todas estas como virtudes propias de la mujer. Solo quisiera que el mensaje fuera más claro en medio de ese sin fin de bendiciones con la que la mujer cuenta: una mujer aunque nace virtuosa por su propia condición, debe cuidar y conocer su propósito para no perderse del camino y aún más en tiempos como este para seguir siendo lo que es, para no perder sus virtudes y por el contrario fortalecerlas. Las mujeres que cuidan de sí mismas y de lo que significan son diferentes a las demás porque han acogido el amor de Dios y dan testimonio de ello en la Tierra. A fin de cuentas ser mujer es la verdadera virtud, nacimos con un propósito de balance en el mundo, somos las encargadas de dar vida y de dar testimonio del amor del mundo, somos la representación más cercana de la belleza, del arte y de la existencia del firmamento divino.

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